Pareciera que está en el ADN de las empresas
que trabajemos más de 8 horas diarias. El desgaste físico y emocional que
implica dedicar tantas horas exclusivamente a temas relacionados con el trabajo
puede ser perjudicial para nuestra salud, nuestro estado de ánimo y nuestras
relaciones con los demás.
Sería ideal poder llegar a casa después de un
día de trabajo y realmente poder desconectarnos de las tareas laborales. Pero
la realidad es que hoy en día el trabajo nos sigue a todos lados. Evidentemente
las repercusiones son muchas, entre ellas mucho estrés, ansiedad y poco espacio
para la vida personal.
A continuación unos tips muy sencillos para
poder controlar y equilibrar nuestra vida:
Construye relaciones de verdad: Proponte dedicar el mismo tiempo que
pasas en Facebook o en Twitter buscando relacionarte con personas en la vida
real. De acuerdo con un estudio del Center for Cognitive and Social
Neuroscience titulado “Is Facebook making us lonely?” se descubrió que la gente
puede llegar a tener muchas interacciones en Facebook y sentir gratificación
instantánea. Sin embargo, el nivel de soledad puede llegar a ser proporcional
al tiempo que pasamos conectados en esta red y evitamos el contacto personal-cara
a cara.
Decide hacer más
pausas durante el día: Hacer pausas es
necesario para sentirnos vivos. Muévete, respira, medita, desconéctate durante
algunos minutos varias veces al día. Nuestro cuerpo no fue diseñado para estar
sentado viendo una pantalla de computadora todo el día. En ocasiones salir de
la oficina, tomar un poco de aire fresco y permitir que nos den unos cuantos
rayos de sol puede hacer una gran diferencia en nuestro nivel de enfoque y
concentración. ¡Inténtalo! Puedes ponerte ciertos recordatorios o bajar algunas
aplicaciones que te recuerden que debes hacer una pausa pues llevas ya muchas
horas trabajando. Si tú no te obligas a hacerlo ten por seguro que ni tus jefes
ni tus compañeros de trabajo llegarán a preguntarte: ¿Ya hiciste tus pausas el
día de hoy? Lo importante es que durante las pausas, éstas sean verdaderas
pausas, es decir, evita los juegos en la computadora, las imágenes, el consumo
de información, las llamadas por teléfono y limita la comunicación con los
demás al máximo. Intenta buscar un espacio donde puedas respirar profundamente
por un tiempo determinado y te encuentres contigo mismo.
Enfócate y
concéntrate: El simple acto de
prestar atención positiva en la gente tiene un gran impacto en la
productividad. Si no estamos en un estado consciente de enfoque y atención
mientras leemos, escribimos o interactuamos con otros, no solo perdemos mucho
tiempo y somos poco productivos sino que al final del día sentimos una gran
acumulación de estrés y trabajo con pocos resultados concluidos. El reto más
grande es el de dirigir nuestra atención focalizada a donde más se requiere. Si
vas a tomar una llamada mientras estás realizando un reporte o hablando con
alguien más, considera que te llevará un tiempo volverte a enfocar en la tarea
que estabas. Aprende a priorizar y a enfocar tu atención absoluta en aquellas
tareas que así lo requieran…sin interrupciones.
Cambios sencillos
pero de gran impacto: Comienza a
desarrollar poco a poco cambios que agreguen energía y valor a tu vida. Uno
fácil, es el de evitar revisar tu email cada minuto o cada que la alerta te
indica que llegó un nuevo mensaje. Elimina la opción de alertas, estar
escuchando que el teléfono suena o vibra cada segundo puede generar muchísimo
estrés y, como decíamos anteriormente, es fuente constante de miles de
interrupciones a tareas en las que debes estar enfocado. Elige alimentos
saludables, tener buena energía durante el día y un buen humor depende mucho de
lo que consumimos. Adopta el hábito de tomar jugos verdes por la mañana, tomar mucha
agua, comer más verduras y frutas, verás cómo notas un gran cambio en tu
actitud y tu salud siendo consciente de lo que comes. Medita con frecuencia, no
tienes que sentarte en postura de yogui ni encontrar el momento perfecto. Todo
momento es bueno (incluso en tu cubículo) para meditar y encontrar algo de paz
interior. Unos cuantos minutos al día bastarán para hacer la diferencia.
Disfruta de tu
compañía: Se amable contigo
mismo. No te juzgues ni autocritiques tanto. No te angusties ni preocupes
tanto. Relájate más, ríete un poco más de la vida y de lo que pasa alrededor de
ella. Disfruta del tiempo libre y busca tenerlo con más frecuencia para hacer
cosas que disfrutes mucho. Sé amable con los demás, sonríe más y trata a la
gente como te gustaría que te trataran. Al final somos un espejo, y la gente
reacciona con aquello que somos y proyectamos.
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