jueves, 6 de febrero de 2014

El poder de la simplicidad




En el mundo actual, las personas vivimos abrumadas por la complejidad y en busca permanente de la simplicidad. La complejidad nos roba tiempo, dinero y esfuerzo.  Cuando algo es complejo, nos cuesta trabajo entenderlo, perdemos la paciencia y muchas veces actuamos de manera equivocada.
Las familias buscan fortalecer sus relaciones familiares y las empresas trabajan para que sus productos, servicios y las relaciones con sus clientes sean mejores. La simplicidad en los ambientes familiares y en los negocios facilita las relaciones humanas y favorecen la obtención de mejores resultados.

Alcanzamos la simplicidad cuando logramos que las cosas y los actos tengan transparencia (se hable con la verdad), claridad (se entienda el significado de manera clara) y sean útiles (se logre el propósito que se pretende alcanzar).


Las familias, las empresas y los gobiernos pueden lograr magníficos resultados en sus actividades, si asumen plenamente la simplicidad.  Para lograrlo se requiere una actitud verdadera, un compromiso absoluto y un esfuerzo permanente de todos los involucrados.

Los principios básicos de la simplicidad son: la empatía, la esencia y la claridad.  La empatía implica que nuestros productos y servicios estén realmente diseñados considerando las necesidades, los deseos y las expectativas de las personas. Es necesario ponernos en el lugar de los demás, para experimentar sus pensamientos y emociones, para asegurar que los productos y servicios que ofrecemos responden de manera eficaz a los requerimientos de los consumidores.


Nuestra oferta debe cumplir con la esencia que busca el cliente. En la actualidad muchos productos y servicios ofrecen demasiados atributos y el consumidor se confunde y no recibe lo que está esperando. La esencia del producto o servicio es lo realmente importante para el cliente.

Finalmente, la simplicidad requiere claridad. Los productos y servicios deben facilitar el entendimiento y uso por parte del consumidor, para que verdaderamente logre el beneficio para el cual fue creado.



En el ámbito de la simplicidad, las enseñanzas de Aristóteles siguen vigentes: debemos actuar con “Logos” (lógica y sentido común); “Pathos” (con empatía hacia los demás); y “Ethos” (integridad, honestidad y transparencia).

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