Desde un proceso de
contratación a consciencia hasta un programa de entrenamiento intensivo; quizás
hayas hecho todo lo que estaba en tus manos para encontrar y preparar a los
mejores empleados para tu empresa. Pero no existe ningún sistema completamente
infalible, y a veces una ‘manzana podrida’ puede colarse en tu equipo.
Claramente, algunas personas
necesitan sólo un cambio de dirección para ir por el buen camino, por lo que
corregir ciertos comportamientos debe ser tu primer paso. Pero en otras ocasiones,
los empleados pueden ser tan tóxicos que podrían contaminar todo tu espacio
laboral, afirma Suzanne Benoit, fundadora de Benoit Consulting Services.
“Puedes tener a alguien que
sea muy bueno, pero que hace que otras personas de la oficina se vayan llorando
a casa”. “Si tienes personas que están interfiriendo con el desempeño de otros,
entonces debes considerar despedirlas”.
Es una buena idea consultar
con un consejero legal antes de despedir a alguien por su comportamiento, de
tal manera que te protejas. Pero en la experiencia de Benoit existen tres tipos
de empleados que te conviene sacar de tu empresa cuanto antes:
1. El intocable
Si alguien se ha hecho a sí
mismo “invaluable” o ha construido una relación demasiado cercana a alguien
poderoso dentro de la empresa y está usando su posición para molestar a otros o
recibir un tratamiento preferencial, la situación puede convertirse en dañina
para tu empresa.
Quizás tu asistente o
alguien de tu equipo esté cruzando la línea de su autoridad; o un vendedor
novato está dando órdenes en toda la oficina. Si ves este tipo de
comportamiento o sientes que hay una sensación de superioridad en algún
empleado es momento de investigar la fuente y de ser necesario despedir.
2. El agitador
Éste es el tipo de personas
que pone a un colega contra otro usando los chismes, los rumores o las
insinuaciones. El agitador puede encontrarse en el centro de cualquier drama
oficinista, posiblemente observando y hasta comiendo unas palomitas. Y mientras
que los argumentos pudieran parecer sin sentido, esta persona está causando
alteraciones repetidas en el espacio de trabajo, lo que disminuye tu
productividad y la lealtad de los empleados.
Cuando hay una discordia
repetida en tu oficina, fíjate en la persona que parece estar orquestándola;
probablemente tratando de actuar como ‘intermediario’ o incluso comentándote
varios eventos que ocurren en la oficina con el fin de involucrarte. Después,
ten una discusión franca con esa persona de tus expectativas sobre cómo esperas
que se comporte tu equipo. Si eso no funciona, debes despedir.
3. El renegado
A pesar del entrenamiento y
de la corrección constante, esta persona simplemente no sigue las reglas y pone
tu empresa en peligro. Ya sea no usando el casco protector en espacios de
construcción o tomando decisiones que no están autorizados para tomar, los
renegados están determinados a hacer las cosas a su modo.
Este tipo de actitudes
pueden terminar en una pérdida de clientes o hasta en amenazas para la
seguridad. Y lo peor: cuando otros empleados vean que no todos siguen las
reglas, podrían generarse más renegados.
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