La productividad y la eficiencia son requerimientos que se exigen
constantemente en el mundo laboral. La rutina diaria puede ser tan absorbente,
que muchas veces nos orilla a usar nuestro tiempo personal en función de
maximizar nuestros resultados en el mundo laboral.
Tal parece que vivimos en una cultura en la que rendir más, se ha
convertido en una parte inseparable de las aspiraciones profesionales de
cualquiera. Exceder los resultados esperados o lograr más con menos se han
convertido en mantras profesionales que persiguen incansablemente tanto
empresas como empleados.
Así que no es difícil encontrarnos en situaciones en las que busquemos
utilizar la mayor cantidad de tiempo, tanto dentro como fuera de la oficina,
para asegurar los objetivos que nos hemos impuesto en el mundo laboral.
Y claro, todos podemos platicar de perseverar, de esforzarnos, de hacer
más que los demás para sobresalir. Eso no lo discuto. Me queda claro que,
alguna vez, todos hemos puesto a trabajar horas extras al hámster para
vislumbrar algo más que esté a nuestro alcance realizar, en función de lograr
una mejor oportunidad laboral.
Pero, la cuestión es otra. Alcanzar un balance de vida laboral y
personal puede traer muchos más beneficios que si sólo nos enfocáramos en
trabajar. Puede cambiar dramáticamente nuestra motivación y desarrollar
aspectos que nos permitirán rendir de mejor manera en nuestra vida en general.
Hay que recordar que la vida está compuesta de varias facetas y lograr un
balance entre estas, conlleva una mayor satisfacción.
Pero; ¿Cómo lograr un balance entre nuestra vida personal y laboral?
¿Qué hacer para lograr lo que puede parecer una meta difícil de lograr, incluso
para personas que podrían ser calificadas como competentes, organizadas,
eficientes o sobresalientes? A continuación te comparto 5 tips básicos que
considero te pueden servir para empezar:
1) Atiende a tu cuerpo
Definitivamente hay que comenzar por el principio. Tu cuerpo es el
“vehículo” que te permite rendir en el trabajo y hacer todas las “maravillas”
que haces cada día. Un cuerpo “mal administrado” va a ser un factor muy adverso
para que puedas encontrar un balance en tu vida. Encontrar la ocasión para hacer ejercicio, te
ayudará a lograr mucho más en el día, ya que subirá tu nivel de energía, así
como incrementará la generación de hormonas que te harán sentir mejor y te
estimularán a hacer más. También puedes realizar prácticas de relajación, tales
como unos minutos de meditación o manejo de respiración, para reducir el
estrés. Recordemos que el estrés es el mejor amigo de las bajas de rendimiento
y, por períodos prolongados, puede afectar de manera considerable la salud y
por supuesto tu rendimiento. Con un cuerpo sano y con un menor nivel de estrés,
habrás logrado un gran avance.
2) Prioriza tus actividades
Escribe en un papel todas las actividades que haces durante tu día y
todas las que te gustaría hacer. ¿Qué tan cerca estás de hacer lo que está en
esa lista? Comienza por elegir las actividades de mayor a menor importancia
(las que “tienes” que hacer y las que quieres hacer). Asigna tiempos y días y
comienza a trabajar una nueva agenda que incluya las actividades importantes
para ti. Recuerda incluir no sólo actividades relacionadas con el trabajo, sino
también con familia, amigos y crecimiento personal, entre otras.
3) Administra tu tiempo
No sólo se trata de elegir qué es lo que quieres hacer y esperar a ver
qué día de la semana te viene “bien” para hacerlo. Es igual de importante tener
en mente como lo vas a hacer. Esto implica organizarte. Definir qué horas vas
para trabajar y qué horas vas a dedicar a las otras facetas de tu vida
personal. Cualquier pretexto será “bueno” para hacerte regresar a tu vieja
rutina, por lo que es muy importante que una vez que definas tu nuevo camino,
te esmeres en cumplir lo que te propusiste.
En el día se puede perder mucho tiempo en actividades que no generan
valor (que desperdician el tiempo). Analiza que actividades haces que no te
generan una retribución por tu tiempo. Quedarte demasiado tiempo en la oficina
platicando chismes, invertir un exceso de tiempo a “surfear” el internet y
cualquier otra actividad que signifique perder el tiempo. Recuerda que en la medida
que optimices el uso de tu tiempo, tendrás mayor oportunidad de realizar nuevas
actividades.
5) Pon tus límites
Esto implica conocer y aprovechar las políticas de tu empresa, platicar
con tu jefe y asegurarte que las horas de “no oficina” las pases fuera de la
oficina en actividades “diferentes” a las de la oficina. Una vez que hayas
re definido este asunto, asegúrate de cumplirlo en el 99% de los casos. El 1% lo
dejamos para ser flexibles en ocasiones que realmente lo ameriten, pero fíjate
en no caer en la trampa de que todos los días surja algo “inminente” que te
obligue a romper tu tiempo personal.
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