Ser mejores, hacer más cosas en menos tiempo, tener mayor capacidad o
ser más eficientes en nuestras actividades, son algunos temas que despiertan el
interés de cualquiera, tanto en el ámbito personal como profesional. Y, hoy en
día, no es una casualidad ya que es muy común asociar a la productividad con el
éxito.
Como bien sabemos, la eficiencia y la productividad no se refieren (en
absoluto) a “trabajar mucho”, sino a saber escoger, planear y ejecutar de la
mejor forma posible “nuestras batallas”, haciendo un uso apropiado de los
recursos con los que contamos. En la medida en la que somos capaces de definir
y construir apropiadamente nuestras metas y objetivos,
La gente productiva no sólo se define por la cantidad de actividades
que realiza bien, sino por su capacidad para sincronizar todas sus tareas y
perfilarlas hacia su objetivo “supremo”, jerarquizándolas por grado de
importancia y administrándolas adecuadamente.
Me sigo sorprendiendo, al conversar con personas que no tienen idea de
cuál es su meta para los próximos años o, escuchar que su meta es tener un
“buen empleo”, estable y que “pague las cuentas”. Claro que todos queremos eso
(mínimo) pero; ¿Cómo pueden llegar a un mejor lugar si no saben a dónde quieren
ir? Pueden aspirar a más, pero; ¿Cómo lo conseguirán si no lo meditan y
trabajan? Personalmente, pienso que la gente más exitosa es aquella que
invierte una buena cantidad de tiempo en determinar qué es lo que quiere para
sí misma y, a partir de ahí, alinea cada una de sus actividades a lograr ese
anhelo.
Cabe mencionar que lo que entiendo por éxito es el estado en el que uno
trasciende y es feliz en lo que hace cotidianamente, trabajando en los
objetivos que se propone y transformándose día con día en una mejor persona. A
continuación comparto 3 pasos imprescindibles para enfocar tu productividad
hacia tus metas:
1. Sé un buen administrador
En general, las personas eficientes y/o productivas se caracterizan por
ser unos excelentes administradores, ya que saben “administrar óptimamente”
todas sus actividades. Así pues, contar con una lista diaria de pendientes es
la base de la pirámide. Conforme logres administrar eficientemente tus tareas y
domines tu rutina tendrás mayor oportunidad de comenzar a enfocar tus esfuerzos
y sincronizar tus actividades hacia una meta más específica.
2. Define tu meta u objetivo “supremo”
3. Sé consistente
Perseverar y ser constante en orientar nuestras acciones y tareas hacia
nuestro objetivo “supremo” es tan importante como conocerlo y/o administrarlo
correctamente. La consistencia implica trabajar duro para lograr nuestro
objetivo y no esperar a que llegue un agente de cambio a modificar nuestra
situación. Es decir, no hay que esperar algo extraordinario en nuestra vida
para comenzar trabajar de manera especial. Hay que comenzar por actuar de forma
extraordinaria (diferente a lo ordinario) para comenzar a tener resultados
diferentes.
Enfocarnos y trabajar con voluntad y perseverancia en nuestro día a
día, con la intención de alcanzar lo que deseamos, es la cereza en el pastel.
Ser consistente es un modo de vida que trasciende el tiempo. Es decir, regula
nuestras actividades más allá de la expectativa de recibir resultados en un
plazo determinado.
Por supuesto que puede haber otras consideraciones y esta lista se
podría hacer de tantos pasos como opiniones. Sin embargo, considero que estos 3
son los más importantes. Son la base de la pirámide para enfocar la
productividad en lograr algo más que “ser capaz” de hacer mucho en tu día.
¿Cuáles son tus metas u objetivos a corto, mediano y largo plazo? ¿Los conoces?
¿Cuánto tiempo has invertido en determinarlos? ¿Dónde te ves en los próximos 5
años? ¿Te consideras productivo?
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